Una comedia romántica muy entretenida, plagada de situaciones divertidas en las que, en muchas ocasiones, no podrás evitar reírte a carcajadas.
Y, por supuesto, con un delicioso y romántico final.
Él entró en la vida de Silvia arrasando, pisando fuerte, y nunca mejor dicho, porque Daniel González, jefe del Grupo de Operaciones Especiales, le tiró abajo, literalmente, la puerta de su casa.
De acuerdo, él cometió un grave descuido e irrumpió en el domicilio equivocado. Por eso, debía intentar hacer algo para subsanar su error y que en su expediente intachable no apareciese este terrible incidente.
Pero tratar con la dueña de aquel piso no era nada fácil. Ella era diferente, terca, hermosa y muy, pero que muy divertida... ¡Y quería que le pagasen su puerta! La puerta que él le había destrozado.
Lo que para Daniel comenzó siendo un plan premeditado, se fue complicando.
Y aprendió, poco a poco, que las armas de una mujer sensual eran capaces de causar mayor destrucción que su fusil de asalto.
Valentina, recién llegada a Madrid después de estar cinco años en Nueva York, despierta en la cama de un atractivo hombre de cuyo nombre no logra acordarse y, de repente, su vida se pone patas arriba.
Si hubiera una aguja escondida en un pajar Valentina no solo la hallaría, sino que además se pincharía con ella. Eso es lo que le sucede con Lucas, ¿acaso la ciudad es tan diminuta que tiene que encontrarse con él en los sitios más inesperados?
Ella no quiere complicarse la vida con ningún hombre, y mucho menos con ese GEO tan sexi y atractivo..., pero es que él es atento, amable, divertido... ¡y está más bueno quecomer pollo con los dedos! Lo malo... Lo malo es que el policía del Grupo de los Cuerpos Especiales está saliendo con alguien.
Para Lucas la situación no es fácil. ¡Con la cantidad de mujeres que hay en el mundo y se ha tenido que enamorar de la única de la que debería mantenerse alejado! Sin embargo, no está dispuesto a dejarla marchar, no solo porque es una chica preciosa -aunque alguien debería lavarle la boca con agua y jabón-, sino porque es diferente, imprevisible, le hace reír y está completamente loco por ella.
A Valentina ni se le pasa por la cabeza enredarse en una historia de tres, y mucho menos desde que sabe quién es la tercera en discordia. Ay, pero a ella siempre le han gustado los retos y no para de decirse: «Valentina, no lo pienses más, ¡pon un GEO en tu vida!»
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